Semanario Voces

La "era Carlos Briseño" de la Universidad de Guadalajara se terminó antes de empezar. El rector impuesto por Raúl Padilla, y que después quiso rebelarse, perdió el juicio de amparo contra su destitución y ahora sólo podría volver como profesor, lo que ya hizo la mayoría de quienes fomaron parte de su equipo. En tanto, Raúl Padilla vuelve a hablar a nombre de la universidad y todo indica que el golpe fallido lo fortaleció.

Víctor M. López Álvaro
Proceso.com.mx

Carlos Briseño Torres no regresará a la rectoría. Fiel a la costumbre de los jueces de Distrito para no comprometerse con su resolución -según abogados consultados por este semanario-, el juez tercero en Materia Administrativa, Héctor Martínez Flores, sobreseyó el miércoles 26 el amparo que Briseño interpuso hace un año contra su destitución como rector de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
La resolución del juez Martínez Flores significa que le pasa la responsabilidad al Tribunal Colegiado, instancia a la cual podrá recurrir el equipo jurídico de Briseño mediante un recurso de revisión. Este tribunal podría simplemente confirmar la sentencia del juez Martínez Flores.
De acuerdo con el abogado del rector depuesto, Víctor Manuel Peña, el juez de Distrito, en su resolución, indica que no se debió presentar este juicio ante él, sino en tribunales laborales.
"El juez le concede al rector el carácter de empleado y a la universidad el carácter de patrón, situación en la cual estamos en desacuerdo. Consideramos muy desafortunada esta sentencia y en este momento el juez omitió entrar al fondo del asunto para salir por la tangente", dice Peña.
El defensor agrega que "la comunidad universitaria sabe cómo se maneja el grupo que comanda la universidad (...) Es una resolución del juez que consideramos desafortunada y consideramos ilegal. Y la vamos a impugnar mediante el recurso de revisión".
La última esperanza de Briseño, remota, es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación atraiga el caso una vez que el Tribunal Colegiado de Circuito dé su resolución.

Tan campante
En tanto, el exrector Raúl Padilla López, quien fue el jefe de Briseño durante décadas, se dedicó a dar entrevistas durante la mañana del miércoles.
Habló sobre los Juegos Panamericanos y negó que él esté "negociando" el traslado del estadio de atletismo a las instalaciones de la UdeG, como lo ha denunciado Jorge Salinas Osornio, líder de la bancada panista en el Congreso local.
Hablaba como si fuera el rector; mostró interés para que se rehabiliten los diversos espacios de la UdeG, como el estadio olímpico, a fin de que se conviertan en sedes de algunos deportes para los Juegos Panamericanos. "No parece rector, lo es", precisan diversos académicos entrevistados por este reportero.
Críticos al llamado Grupo Universidad dicen que, con la salida de Briseño, Padilla terminó por fortalecer sus alianzas. "Su cinismo es mayúsculo y el resto de los actores del estado han decidido pactar con el rector vitalicio", dice una fuente de la UdeG, que pidió omitir su nombre.
Otras fuentes de la institución educativa lamentan cómo toda la clase política del estado ha terminado por pactar de alguna forma con el Grupo Universidad, reconociendo de facto el peculiar estado de derecho que predomina en la UdeG, donde Raúl Padilla toma las decisiones más importantes sin tener un cargo formal sobre el cual rendir cuentas y, en cambio, los funcionarios designados no son tomados en serio ni por los políticos ni por los académicos.
Óscar García Manzano, presidente del Consejo de Pensiones del Estado, reveló el pasado 23 de julio que, ante las protestas de los trabajadores del Hospital Civil de Guadalajara por la jubilación y ante la amenaza de una huelga, ya "se ha estado negociando" con el "líder moral de la UdeG", Raúl Padilla. Él es la persona idónea para resolver el conflicto "por su amplio conocimiento" de la universidad, argumenta el funcionario. Y un investigador lo resume: "El licenciado es el dueño del circo".
Con su estilo característico, Roberto Castelán, rector del Centro Universitario Lagos de Moreno, responde: "Quienes eligieron a Carlos Briseño (como rector), el tiempo demostró que se equivocaron. Quienes votaron por él, creo que se dieron cuenta que fue un error". Y se deslinda: "Yo no voté por él".
-¿Por qué no?
-Nunca me convenció.
-¿Qué no le convenció?
-Pensaba en una persona con mayor sensibilidad académica, una persona con un perfil menos político. El error estaba ahí. Todos lo vivimos. De no haber sido una decisión errónea, pues no se tendría que cambiar al rector.
-A un año de la destitución de Briseño, ¿qué experiencia deja ese hecho?
-Que (en la Universidad) se pueden tomar malas decisiones, que somos una institución de hombres y mujeres que nos equivocamos, pero que también podemos corregir el rumbo.
Por otro lado, Castelán resalta que Briseño "dejó una experiencia de trabajar en equipo muy intensa (que no se tenía). De repente el trabajo lo hacíamos un poco aisladamente, con reuniones o vía internet. Al enfrentarnos a un escenario que repercutía directamente en la vida de los universitarios, empezamos a trabajar en equipo".
Recuerda el doctor Castelán que había rectores a quienes no trataba ni en un plan de amigos, y mucho menos como compañeros cercanos, pero tuvo que reu­nirse con ellos periódicamente para discutir sobre las acciones de Briseño.
-¿Cómo se desempeñó Briseño durante su breve período como rector general?
-Creo que hubo una idea de llevar a la universidad como un trampolín político, más que como un importante actor en la vida académica del estado y del país. Eso nos afectó en la función de la institución, en el trabajo académico cotidiano.
-El rector depuesto ve la resolución como un asunto político y no jurídico...
-No lo sé, no lo creo. Las leyes en este país son variables (en su aplicación). A la decisión de una Corte, de unos magistrados de un tribunal, se le puede dar muchísimas interpretaciones. Por ejemplo, el caso Acteal, que es un asunto difícil, al igual que la resolución de la Corte. No sé si se haya manejado políticamente. Quiero pensar que actuaron conforme a derecho, de acuerdo a los elementos que tuvieron para tomar una decisión. La cuestión de la politización es un aspecto de la interpretación.
-¿Se truncó una transición en la UdeG hacia formas más democráticas de ejercer el poder?
-No creo que haya pasado eso. Nosotros, en la universidad, seguimos trabajando cada quien con sus intereses e iniciativas, etcétera. Y no veo yo esa idea de transición impulsada u obstaculizada.
-Gabriel Torres regresó como asesor en el área de televisión del CUADD. ¿Le perdonaron los agravios?
-Mi postura fue muy clara; estuve en desacuerdo con su nombramiento. Parece que lo invita el rector del Centro Universitario al área de televisión, y en ese momento yo pertenecía a la Comisión de Medios. Por supuesto que renuncié.
-¿En qué espacio podría caber Briseño en la universidad de nuevo?
-Él tiene un nombramiento como académico de tiempo completo. Pero no sé. De hecho, la mayoría de las personas que estaban con él se reintegraron a sus puestos. Yo siento que como profesor se puede reintegrar.
Fuentes críticas al padillismo consultadas por este semanario coinciden en que, "paradójicamente", el llamado "error" de Padilla, al promover la candidatura de Briseño a la rectoría, así como el posterior conflicto con él, terminaron fortaleciendo el férreo control de El Licenciado.
Y si bien el costo que pagó ese núcleo ante la opinión pública fue alto, sobre todo por las revelaciones de Briseño sobre la forma de operar del Grupo Universidad, y de Padilla en particular, "no parecen haber hecho mella en la forma patrimonialista y corporativa con que sigue operando el grupo", dice uno de los disidentes.
A lo sumo, afirma otra fuente, "un relativo relevo generacional con incondicionales y la promoción de figuras de mediano vuelo, son las únicas consecuencias directas de la salida de Briseño Torres".