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Cultura
En este espacio se mostrarán los titulares de los diarios del Área Metropolitana de Guadalajara.
En este espacio se mostrarán diversas informaciones sobre tecnologías de la comunicación.

¿Votar o no votar? ¿Dilema de la democracia mexicana?

11:59 Reporter: Semanario Voces 0 Responses

David Velasco S.J.
davidvelasco.wordpress.com

Es posible que mucha gente se pregunta si votar o no votar, o por qué partido votar, o simplemente por quién votar. Pero es más grave que vayan surgiendo sectores sociales más conscientes que, por ejemplo, llaman a anular el voto o, incluso, proponen modalidades de participación ciudadana que, de alguna manera, el mismo domingo 5 de julio realicen una elección paralela de ciudadanos y entre ciudadanos. Creo que la gran mayoría de la gente, mayor de 18 años y con credencial de elector, ni siquiera se hace esas preguntas y su postura es de hartazgo hacia todo lo que suene a política y políticos. Valdría la pena que nuestros amigos y amigas radioescuchas al menos se preguntaran con qué grupo se identifican, con los que van a votar o con los que no van a votar, con los que tienen clara su decisión para votar por un partido determinado, o con los que conscientemente van a participar en las elecciones, pero para anular el voto, o todavía más, con aquellos que piensan organizar una elección paralela entre ciudadanos y para ciudadanos, o de plano con los que ni siquiera piensan en ir a votar, o sea, abstencionista activo o pasivo, porque puede haber de los dos. Es decir, hay de todo, como en botica.

Cualquiera que sea la simpatía hacia cualquiera de los diferentes grupos que describo, valdría la pena identificar datos generales del comportamiento electoral de mexicanos y mexicanas en las elecciones recientes. Por ejemplo, el dato más general y comprobado es que en las elecciones intermedias, es decir, entre elecciones presidenciales, la participación electoral disminuye; pero el dato complementario no es menos grave, la tendencia creciente a la abstención electoral. Si combinamos los dos datos, no es difícil que nos encontremos con la mayor abstención electoral de los últimos años, con toda seguridad mayor al 50 % y muy cercana al 70% como algunos estudios electorales anticipan. Esta sola comparación, nos lleva a otro dato igualmente relevante.
Cada vez más son menos los mexicanos que eligen a nuestros gobernantes. Un botón de muestra: los 15 millones de votos que eligieron a Felipe Calderón, o la misma cantidad y un poco más para Andrés Manuel López Obrador, representan, cada uno el 13% de la población del país. Es decir, que 13 de cada 100 mexicanos y mexicanas eligieron al actual jefe del ejecutivo… Aunque, en la práctica y por algunas disposiciones legales, en realidad sólo fueron 6 o 7 personas las que eligieron a Felipe Calderón, es decir los ministros del tribunal federal electoral. Con este sólo dato, podríamos comparar casi cualquier tipo de elección en las que, la situación contraria, es decir, donde la mitad más uno de los electores eligió a sus autoridades, es más bien la excepción.
Hay otro dato no menos preocupante. Debido a las reglas de juego electoral, en México, es suficiente que un candidato que obtenga un solo voto y los demás ninguno, para que triunfe.
Además, independientemente de la cantidad de votos emitidos, es suficiente que un candidato gane con un voto de diferencia, sin importar que sólo participó un pequeño número de electores.
Así son las reglas vigentes. Por tanto, más que preguntarnos si votamos o no votamos, por quién votamos o si anulamos nuestro voto, lo que habría que impulsar es una reforma radical del sistema electoral vigente. Por ejemplo, hacer obligatorio el voto; en muchos países así es y sancionan con fuertes multas a quienes no hayan ido a votar y no muestren un comprobante de la causa que impide ir a votar; instalar la segunda vuelta, sólo con dos o tres candidatos con el mayor número de votos; impulsar la revocación del mandato, incluso, la rotación obligatoria de los cargos, la disminución radical o la anulación de los fondos públicos para los partidos políticos y, ¿por qué no?, legalizar el Poder Ciudadano mediante el cual, la gente puede organizar con autonomía la gestión y solución de los principales problemas que enfrenta, como el empleo, la salud, la educación, la vivienda. ¿Es demasiado pedir? Anular el voto no es más que hacerle el juego a los que están en el poder burocrático.

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“Anula tu voto” beneficia a partidos “grandes”

11:38 Reporter: Semanario Voces 0 Responses

Invalidar la papeleta podría terminar con el registro de las fuerzas políticas minoritarias, afirma el consejero electoral Carlos Martínez Maguey

informador.com.mx

GUADALAJARA, JALISCO.- La campaña “Anula tu voto”, impulsada por académicos y diversos representantes de sectores sociales, consolidará a los partidos que cuentan con “votos mayoritarios, duros o cautivos”, y podría terminar con el registro de aquellas fuerzas políticas minoritarias que requieren de una cantidad determinada del porcentaje de la elección para mantener su registro, consideró el consejero del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco (IEPC), Carlos Martínez Maguey.

“Si el argumento de quienes promueven esto es impedir que los partidos que ya han gobernado en varias ocasiones regresen o se queden en el poder, en verdad el voto nulo lo que hará es que los fortalecerá en esas posiciones. Terminará por reducir a los partidos pequeños y estarán en riesgo de perder su registro, mientras el dinero que se tiene para las prerrogativas será distribuido entre algunos cuantos partidos”.

“Anula tu voto” se vería traducido como una contradicción de los grupos que promocionan la campaña, sentenció el consejero, pues en lugar de apostarle a la democracia se iría en detrimento de ella. Por ello, el organismo electoral continuará promoviendo el voto. La intención, apuntó, es que los ciudadanos ejerzan su derecho de sufragar.

“Quienes están promoviendo este movimiento de anulación del voto, lo hacen con el argumento de que los partidos políticos y los candidatos han quedado mal ante los ciudadanos… pero también es cierto que no son los únicos candidatos, siempre hay más opciones. Tenemos una gran variedad de partidos políticos, tenemos ocho, que son diferentes opciones en el Estado”.

Por su parte, el candidato a una diputación federal por la alianza PT-Convergencia, Enrique Ibarra Pedroza —quien fuera representante del PRI ante el IFE en el proceso electoral del año 2000—, aseveró que “respeta a los ciudadanos que impulsan anular el voto” en los comicios del próximo 5 de julio, pero advirtió que esta propuesta beneficiará a los candidatos del PRI y PAN.

“Esa conducta de anular el voto terminará por beneficiar a los partidos tradicionales que tienen mayor clientela y mayor socialización con los electorales, que son el PRI y el PAN”.

Explicó que esta propuesta “tiene un defecto”: dejará en manos de unos cuantos los resultados de las elecciones para definir presidentes municipales y diputados locales y federales. “Me parece un punto vulnerable. Es una táctica ineficaz porque no logrará nada”.

Y confió que el movimiento ciudadano modificará su estrategia. “No desperdicien el voto. Anular el voto es automarginarse… es desperdiciar una oportunidad de decisión. Quienes anulen el voto conscientemente, estarán dejando en menos manos la facultad de decidir; un voto anulado conscientemente es un voto para la derecha”.

UdeG, al margen

En medio de los pronunciamientos de miembros de la Universidad de Guadalajara (UdeG) promoviendo el voto nulo, y otros que participan de manera activa en campañas electorales, el rector sustituto de la casa de estudios, Marco Antonio Cortés Guardado, asegura que la institución se mantiene “al margen”.

“La universidad como institución no (participa); más bien grupos de universitarios que quieran integrarse, depende de ellos”, dijo, asegurando que la UdeG, “de manera institucional” se ha mantenido al margen del proceso, y calificó las opiniones de los universitarios como parte de la diversidad y la libertad de expresión.

Sin embargo, señaló que cada opinión derivada de algún grupo fomentando el voto, anulándolo o participando en la búsqueda de un puesto de elección popular, debe realizarse con respeto a la institución y observando la legislación en la materia.

Este miércoles, la UdeG firmará un convenio de colaboración con el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, en el que ambas instituciones se comprometen en la promoción y estudios para mejorar el ejercicio democrático.

¿Qué dicen los partidos de la campaña?


Es una acción irresponsable tratar de debilitar la democracia o a quienes llegan a los cargos. Es un grupo de maestros de una o dos universidades que al quedarse sin opciones de izquierda decidieron que todos nos quedamos sin opciones.

Muchos de los que critican al Estado, más de la mitad son becarios del Estado mexicano, que con nuestros impuestos les pagamos sus maestrías en el extranjero.

Eduardo Rosales, presidente del PAN Jalisco.


El abstencionismo es un fenómeno con el que hemos cargado muchos años. Debemos combatirlo con campañas más propositivas, la parte del voto nulo es parte de los desacomodos, de los reacomodos de la izquierda y la derecha, y hay que invitar a que participen por alguna de las propuestas para que la sociedad determine qué tipo de gobierno quiere.


Rafael González Pimienta, encargado de la presidencia del PRI Jalisco.


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Anular el voto: Táctica ineficaz

10:25 Reporter: Semanario Voces 0 Responses

Álvaro Delgado
Fuente Proceso.com.mx
José Woldenberg, expresidente del Instituto Federal Electoral (IFE), advierte que el movimiento que convoca a ir a las urnas el 5 de julio para anular el voto y el creciente abstencionismo deben preocupar a los políticos y a los partidos.
“Darle la espalda a la inasistencia a las urnas o a quienes van a anular su voto es suicida. Esto está expresando algo –dice el experto–: expresa malestar, desencanto y desafección a los partidos”.
in embargo, Woldenberg no tiene duda: este movimiento para acudir a las casillas el día de la jornada electoral y abolir el sufragio va a fracasar porque tiene enormes debilidades. La principal: dejará a los que sí votan la decisión de cómo se integrará la representación popular, como la Cámara de Diputados, o quiénes se convertirán en autoridades.
Ahí reside su mayor debilidad –señala–. Y su otra debilidad es conceptual: la única manera que se tiene para decir que hay que anular es que, para ellos, todos los partidos significan lo mismo. Y esa es una gran falacia.”
Según él, los partidos en México en muchas cosas se pueden parecer, pero sin duda expresan diversidad de diagnósticos, propuestas, plataformas. Por eso, Woldenberg niega que anular el voto se equipare a la “abstención activa”, porque ésta tiene sentido sólo cuando alguna corriente político-ideológica está excluida, como ocurrió con el Partido Comunista Mexicano en 1970.
En entrevista en su austero cubículo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Woldenberg afirma que “la manera de revertir la abstención es elevando el nivel de la discusión política, generando un circuito más productivo o político, es dignificando esa actividad”.
–Eso es justamente a lo que apelan los anulistas…
–¿Pero van a lograrlo con eso? En esa operación hay algo que es absolutamente cierto e incontrovertible: quienes vamos a decidir somos los que votamos y hay una probabilidad de que eso genere la reflexión de los partidos para corregirse y demás.
Autor de La mecánica del cambio político en México y El cambio democrático y la educación cívica en México, entre otros libros especializados, explica que normalmente, cuando ha habido reformas, no es porque la abstención haya crecido, sino que “se han dado cuando se genera un diagnóstico de algún problema y se hacen avanzar algunas propuestas, es decir, se crea un contexto de exigencia real con diagnóstico, con medidas y con horizonte”.
–Dicen los activistas que anular el voto implicará un sacudimiento a los partidos y que haya reformas que hagan más eficiente el sistema. ¿Es algo ingenuo o es producto de este estado de ánimo contra los partidos?
–Yo creo que tiene que ver, en efecto, con un estado de ánimo muy encendido que no es solamente mexicano, que lo han medido encuestas como el Latinobarómetro, en donde el aprecio por los partidos, los políticos y los congresos es muy bajo.

Las razones de la ira
De hecho, dice, la motivación profunda del desencanto no es política, sobre todo cuando se ha avanzado en el proceso democratizador: “Yo creo que los nutrientes fundamentales del desencanto vienen de otro lado, vienen del no crecimiento de la economía, del deterioro de las condiciones de vida de la gente, de una sociedad cada vez más desigual, con franjas de pobres enormes”.
xplica: “Hoy cuesta trabajo pensar a México como país. Parece más bien un archipiélago de grupos, de tribus, de pandillas, escasamente integrados. Entonces, el sentido de pertenencia a una comunidad nacional está, de alguna manera, roto, trastocado.
Yo creo que de ahí viene el desencanto. Incluso, para decirlo en términos de las personas, yo creo que el desencanto se nutre mucho, al no crecer la economía, de la expectativa de cómo van a vivir los hijos, y van a vivir peor que los padres. Entonces hay un mal humor público, agrio, irritado, que se explica por eso, más que por la política en sí misma. Y dicen: todo esto es culpa de los políticos, del Congreso, de los partidos. Pero el malestar es por eso.”
one como ejemplo el período de 1932 a 1982, cuando la economía creció en un régimen autoritario y había una especie de consenso pasivo más fuerte. “¿Y cómo se explica ese consenso? Por el crecimiento de la economía. Siempre fue un crecimiento polarizador, nunca fuimos una sociedad equitativa ni igualitaria, pero al crecer la economía las expectativas de vivir mejor se cumplían, y hoy no. Por eso también me parece que este método no va a lograr los fines que busca, por desgracia”.
Woldenberg aclara también que jamás se podrá saber si el movimiento fue exitoso: “Van a aparecer los tradicionales votos por Batman y Cantinflas, los errores y los que van a anular para manifestar un malestar con los partidos. ¿Qué porcentaje de esos votos expresa cada uno de ellos? Nunca lo vamos a saber”.
o que le preocupa de este tipo de movimientos es la “retórica antipolítica”, que “es muy efectiva pero suele ser muy mentirosa”. Consiste en que los políticos, sus partidos y el mundo institucional son un bloque llamado la clase política, que es perverso, corrupto, ineficiente; explica.
Hay también un pueblo que porta todas las virtudes: es noble, incorruptible, trabajador. Y entonces hay una contradicción entre la clase política y el pueblo. Y curiosamente siempre hay un salvador, que puede ser un movimiento, un líder carismático, alguien que, ese sí, va a romper con la dinámica autorreferencial. Yo creo que es una falacia de principio a fin.”
Rflexiona: “El discurso antipolítico lo único que hace es fomentar el desencanto en muchas de las instituciones que son necesarias para la democracia. Porque no hay democracia sin partidos, sin políticos, sin Congreso. Entonces, más bien yo me orientaría a cómo vamos a reformar la vida política a través de los políticos, de los partidos y de los congresos, y no a tratar de exorcizarlos”.
–El cardenal Juan Sandoval dice que quienes llaman a anular el voto no hacen patria y que el abstencionismo va a matar a la democracia.
–Ese lenguaje tampoco ayuda en nada. Yo insisto en que reconozco como un derecho que la gente se abstenga o que la gente vaya y anule su voto. Lo que digo es que para los fines que se plantean ese no es el mejor método.
Los partidos, los políticos, la escuela, los medios deberían tener políticas permanentes para explicar qué son los principales regímenes de gobierno, cuáles son sus valores, sus principios, sus conductos de participación, por qué es mejor vivir en democracia que en un sistema autoritario. Nos hace falta, como sociedad, una enorme pedagogía para llegarle a todo ese mundo de gente que hoy está absolutamente divorciado de la política.
Me da la impresión de que cuando desde el púlpito se meten a la política, siempre lo hacen de manera muy mala. Hasta en el lenguaje, como en este caso. Acostumbrado a pensar en pecados, trasladan ese lenguaje a la vida política y desnaturalizan todo. Insisto: es un derecho no participar, no hay que anatemizar a nadie, pero no creo que sea una fórmula para cambiar las cosas.”

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